¡¡¡¡¡ Manita y ridículo 0-5 !!!!!
El Equipo
El cóctel entre un Penya al que hicimos excelente y un Sporting sin recursos propició una goleada de escándalo, (0-5) que incluso pudo ser mayor si el equipo palmesano hubiera estado más acertado, pues opciones para marcar más no le faltaron. El Sporting rozó el ridículo, aunque la reacción de los minutos finales (gracias a Xísco C. y Brais) convirtió la goleada en un partido de alternativas. En cualquier caso, el equipo pagó muy cara la falta de mordiente al inicio del encuentro, evidenció sus muchas deficiencias ofensivas y estuvo a merced de un rival que soñaba con alcanzar el primer puesto de la clasificación con esta victoria.
Primer gol, de saque de esquina: ¿como puede estar el portero en el primer palo?
Es cierto que tras el 0-1 el Sporting mostró una tímida reacción y que tuvo mala suerte en el 0-2, pero en el conjunto del primer periodo, la Penya le pasó por encima con una autoridad absoluta, sin hacer un especial esfuerzo, gracias a la ayuda desinteresada del guardameta.
Otro corner, otra colocación...
La media hora final del encuentro estuvo marcada por el dominio territorial del Penya y por las opciones a la contra del Sporting, aunque con menos intensidad y acierto en sus ataques dada la evidencia del marcador.
Los locales se lamentan de las oportunidades perdidas, casi todas en los pies de Brais. Afirman que de haberlas aprovechado el resultado habría sido distinto. Y si mi madre hubiera sido mi padre, yo tampoco estaría escribiendo en este blog, pero dispongo de un ordenador y un teclado que me lo permiten. La pregunta es ¿Qué hace este equipo para fabricar ocasiones, en lugar de esperar a que les lluevan del cielo? La respuesta es nada. Tener la pelota paseándola indolentemente de un sitio a otro del centro del campo sin acierto ni concierto a la espera de que suene la flauta.
Que nos queda? Abrir los brazos al fracaso y comprender que somos una ruina. Ante el fracaso, hay dos respuestas: la furia o la depresión. Pese a aquello de la “furia española”, yo creo que aquí somos más de lo segundo que de lo primero.
Los locales se lamentan de las oportunidades perdidas, casi todas en los pies de Brais. Afirman que de haberlas aprovechado el resultado habría sido distinto. Y si mi madre hubiera sido mi padre, yo tampoco estaría escribiendo en este blog, pero dispongo de un ordenador y un teclado que me lo permiten. La pregunta es ¿Qué hace este equipo para fabricar ocasiones, en lugar de esperar a que les lluevan del cielo? La respuesta es nada. Tener la pelota paseándola indolentemente de un sitio a otro del centro del campo sin acierto ni concierto a la espera de que suene la flauta.
Que nos queda? Abrir los brazos al fracaso y comprender que somos una ruina. Ante el fracaso, hay dos respuestas: la furia o la depresión. Pese a aquello de la “furia española”, yo creo que aquí somos más de lo segundo que de lo primero.
Nuevo capitán... vieja costumbre.
A mí desde pequeño, me tenían que explicar las cosas muy mascaditas porque si no, no pillaba una. Nunca fui el número uno de mi clase. tampoco el dos. Por eso agradezco que me brinden un ejemplo para entender mejor esto de los mecanismos de la motivación...
Imagina que tienes que subir a una montaña. Ese sería tu deseo. Sabes que, desde arriba, el paisaje es precioso. Ese sería el atractivo. Pero tienes que subir hasta arriba andando. En este caso, no tendrías un facilitador de la tarea, si no lo contrario. La dificultad podría llegar a desmotivarte.
La principal causa de la desmotivación: si no vale para nada que me esfuerce, ¿para qué me voy a esforzar? Eso es lo peor que se puede hacer en estos casos, resignarse a la pasividad. A pesar de estar en un momento tan malo como este, hay que intentar recuperar una cierta confianza en el equipo y seguridad ante uno mismo: la certeza es que vamos a seguir peleando. Es lo único que tenemos.
Imagina que tienes que subir a una montaña. Ese sería tu deseo. Sabes que, desde arriba, el paisaje es precioso. Ese sería el atractivo. Pero tienes que subir hasta arriba andando. En este caso, no tendrías un facilitador de la tarea, si no lo contrario. La dificultad podría llegar a desmotivarte.
La principal causa de la desmotivación: si no vale para nada que me esfuerce, ¿para qué me voy a esforzar? Eso es lo peor que se puede hacer en estos casos, resignarse a la pasividad. A pesar de estar en un momento tan malo como este, hay que intentar recuperar una cierta confianza en el equipo y seguridad ante uno mismo: la certeza es que vamos a seguir peleando. Es lo único que tenemos.
El Arbitro... Bien, nada que decir.
Entrena mejor: “si haces lo que siempre has hecho, nunca llegarás más allá de donde has llegado”.