El conjunto de Juan encajó hoy su segunda derrota consecutiva de la temporada tras caer en casa contra el Baleares.
Victoria de los visitantes en un partido en el que dominaron el juego con solvencia ante un Sporting que hizo lo que pudo, y no dio la espalda a un Baleares gris en la primera parte.
En principio, era éste un partido desigual el que enfrentaba a locales y visitantes. El Baleares no conocía la derrota ante un Sporting que aún no había puntuado. Así que unos y otros cumplieron con el pronóstico, a pesar de que en algunas fases del choque el Sporting plantó cara y no le puso las cosas fáciles a los de fuera.
El Sporting se situó por primera vez en la temporada en los puestos de descenso tras sumar una nueva derrota esta vez en Son Caulelles, en esta ocasión ante un Baleares (0-5) muy superior en todo momento al conjunto marratxiner.
La plantilla del Sporting no está dotada de futbolistas de suficiente calidad para poner en practica lo que se adivina que pretende su entrenador. No hay jugadores para plantear un fútbol abierto, de toque y velocidad. Carecen de rapidez, condición técnica, tampoco son un portento físico, ni poseen instinto matador. Dadas las circunstancias, su futuro inmediato no pasa por esperar que Xísco aporte nada en banda, a que Adrián controle mejor, JuanJo luche solo, Alex ofrezca algo más de voluntad o, Agus y Marc se concentren más en el pase. La solución, de haberla, está en juntar mucho las líneas, pertrecharse con solidez, inducir a todo el equipo a la solidaridad y aprovechar las ocasiones que, con cuentagotas, se puedan presentar. Lo contrario sólo servirá para prolongar una agonía que, aunque esto sólo acaba de comenzar, se prevé demasiado larga.
El trabajo en general se centra en dos conceptos primarios: encontrar el camino del gol y cerrar la propia portería para disminuir el número de goles encajados.
La autoridad de Leo: El central marratxiner fue, con diferencia, el mejor jugador del Sporting. Rápido en el corte, contundente cuando fue necesario, fue el autentico líder de su equipo. La lástima es que su buen hacer no se tradujo en un buen resultado para los intereses del equipo.
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